El sonido de las carcajadas, gente riendo, gente siendo feliz, se escucha a lo lejos. Como suele pasar una que otra vez, el decide alejarse de la multitud. Quiere adentrarse a su mundo, escuchar sus pensamientos. Algo no le encajaba en esa noche; donde todas sus fantasías carnales estaban a menos de una copa de realizarse.
Pensaba en una mujer, de esas mujeres que son difíciles de olvidar, de esas que su imagen se ven mas claras en la mente cuando el alcohol esta en la sangre. Recordaba sus conversaciones, su piel, su sonrisa, su cabello. Todo lo que evocaba de ella, lo llenaba de un sentimiento melancólico, sordo y hasta cierto punto irracional.
Se sentó y vio e cielo oscuro, la noche, cerro los ojos y vio su cabello. De momento, corrió una lagrima solitaria en su mejilla. Se dijo así mismo, un pensamiento que cruzo justo cuando salio la lagrima: La vez que me sentí, que me hiciste creer que yo era especial, que algo en mi te atrapaba, que todo seria diferente esta vez.
Bebió lo que quedaba de su trago, sabia que si volvía a la fiesta se olvidaría de todo eso. Pero algo lo anclo, algo en la noche lo absorbió
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