Sabia que esa noche no seria como otras... Había un olor en el aire, un olor sui generis, de sexo, alcohol y desenfrenos. El fue al lugar donde quedaron, al sitio donde todas las personas irían a pasar el rato, para todos ellos las intenciones de estos dos amantes clandestinos era desconocida.
Bailaron, bebieron y fumaron. El pensó que iba suceder como todas aquellas noches en las que se entregaba a una cualquiera, a quitarle el peso de la soledad. Una noche mas de desenfrenos, una noche mas con alguien mas.
Se apartaron del grupo y se sentaron juntos, tan juntos que el podía oler la fragancia, acariciar su piel. No se pudo controlar,el mordió su cuello, le halo la cabeza y la puso en su dirección. Se volvió un animal, una bestia que estaba listo para engullir su presa.
De sus labios surgió un murmullo en forma de pregunta ¿Te puedo besar? lo cual ella hizo, lo beso, luego el prosiguió en liberar su deseo, su mal salvaje deseo de poseerla.
Así paso la noche, llena de besos, de lujuria. estaban tan borrachos de alcohol, mas no de pasión, que dio la hora de ella marcharse. El no dejo que se fuera, sin antes un beso. Su ultimo beso fue como el de una película de Woody Allen. Después de ese beso, se rieron y despidieron con una sonrisa.
Antes de dormir, el ya acostado, esperando a que los efectos de esa noche llena de alcohol y desenfreno se drene de su sistema, alcanza su teléfono móvil y habla con ella. El le dice que espera que eso no sea de una sola noche, que sea la primera de muchas, Ella, le responde con un claro y contundente vamos a ver....
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